miércoles, 13 de julio de 2011

Largura de días. Abraham

“Y estos fueron los días de vida que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de días y fué unido a su pueblo”
(Génesis 25:7 Reina-Valera Versión Antigua)
Les comparto una pequeña porción de un libro que un muy buen amigo me prestó en días recientes. Esta porción, explica la diferencia entre vivir “largura de días” y vivir“largura de años”. Me parece muy buena reflexión, y quisiera compartirla con ustedes.
“Y estos son los días de los años que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años” (Génesis 25:7)
¿Porqué reiteró su expresión el pasaje diciendo: “…los días de los años…”? Considerando que los días están incluidos en los años, hubiera bastado escribir: “Y éstos son los días que vivió Abraham”, o “Éstos son los años que vivió Abraham”…
Existe una gran diferencia entre “largura de días” y “largura de años”. Es posible tener “largura de años” sin “largura de días” y viceversa. La explicación es la siguiente: “Largura de días” significa: “dar a todos los días de la vida un contenido superior, y aprovechar cada instante para alcanzar la meta sublime señalada por Dios para cada individuo”. Aquél que tuvo el mérito y vivió conforme a esa ideología, y no malgastó su tiempo valioso en vanidades, sobre él cabe decir que no solamente tuvo “largura de años”, sino que también tuvo “largura de días”, puesto que también sus días fueron plenos y largos. Paralelamente a esto, si hallamos una persona que la mayoría de sus días los malgastó en acciones sin sentido, de ninguna forma podríamos asegurar que tuvo “largura de días”, puesto que éstos carecieron de todo contenido. Y si a pesar de ello vemos que llegó a la vejez, debemos saber que sólo tuvo “largura de años”, pero de ninguna manera “largura de días”
En referencia a Abraham está escrito: “Y Abraham era anciano, entrado en días…”(Génesis 24:1) ¿Porqué reiteró el versículo la expresión? Si era anciano, ¡seguramente era entrado en días! La respuesta es la siguiente: Con toda intención el versículo acentuó “entrado en días”, puesto que su propósito es enseñarnos que Abraham, nuestro patriarca, no solamente alcanzó la plena vejez, al tener largura de años, sino que también era “entrado en días”; es decir, sus días también eran completos, llegó a la vejez con todos sus días…
Se cuenta sobre un judío que vivía en una aldea y su suerte no era buena .Todo trabajo, toda inversión que hacía, no le salía bien. Su mujer y sus hijos le aconsejaron que consultara con el Rabino de la aldea, lo que podría hacer al respecto. –Debes cambiar de lugar y vivir en otro pueblo- le dijo el Rabino.
Fue este judío al pueblo más cercano, a fin de ver qué es lo que podía hacer allí. Visitó sinagogas, escuelas, lugares de trabajo, casas en renta, y se sintió muy satisfecho, pues con la gracia de Dios había encontrado todo lo que buscaba, y ya estaba decidido a traer a toda su familia allí. Mas antes de emprender ssu regreso, pensó que aún le faltaba un lugar importante por visitar y éste era el cementerio.
Entró allí, pasó entre las lápidas, y ante su sorpresa vio que sobre una lápida estaba grabado: “Aquí yace Fulano, hijo de Fulano, hijo de Fulano, que vivió tres años”. Contigua a esta, había otra lápida sobre la cual estaba labrado: “Aquí yace Fulano, hijo de Fulano que vivió seis años y tres días”. En la tercera lápida que vio, leyó que aquella persona vivió cuatro años y tres meses. En un principio pensó que se hallaba en el sector de los niños, mas después de visitar las demás secciones se cercioró que todos los enterrados tenían el mismo promedio de vida. Se sorprendió mucho por este enigma, y determinó no mudarse a ese pueblo, puesto que era una “tierra que consumía a sus habitantes”.
Cuando ya salía del cementerio, se encontró con el encargado y le preguntó sobre el significado de este tenebroso asunto.
-¡No se preocupe!- le dijo el encargado. En este lugar escriben sobre las lápidas lo que el hombre que yace ahí, realmente vivió; los días y los años que fueron por él aprovechados. En verdad, todos estos hombres murieron de viejos, pero el “vivir” en el real concepto de la palabra, solamente vivieron tres, cuatro, o a lo sumo seis o siete años, puesto que desperdiciaron mucho tiempo de sus vidas, y por eso sus edades son de niños, a veces hasta de bebés, y se da el caso de algunos que ni siquiera vivieron.
Es mi oración que cada uno de nosotros vivamos “largura de días” en cada una de nuestras vidas haciendo nuestra la recomendación del apóstol Pablo en Efesios 5:15 “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”

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