viernes, 8 de julio de 2011

La vida de Noé. 3 clases de personas

Leyendo un poco acerca de Génesis 9, comencé a notar que existen ciertas similitudes entre la gente de hoy en día, y la gente de hace miles de años. Del versículo 22 al 27, se narra como Cam, uno de los tres hijos de Noe, se burla de la desnudez de su padre, y además, piensa que sería gracioso compartir el momento con sus hermanos Sem y Jafet. Al notar la desnudez de su padre, Sem y Jafet lo vuelven a cubrir con sus vestidos, mostrando total y absoluto respeto por su padre, aun cuando Noe estaba embriagado por el fruto de su reciente viña.
Al despertar Noé de su embriaguez, declara lo siguiente: “Maldito sea Canaán (hijo de Cam); siervo de siervos será a sus hermanos… Bendito por Jehová mi Dios  sea Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo.” 
Sabemos que las declaraciones bíblicas tienen cumplimiento en diferentes épocas de la historia humana; ya sean inmediatas o futuras. Sabemos también que de la descendencia de Sem, es Abraham, y de Abraham, el pueblo escogido de Dios: Israel (Génesis 11, 10:26) La bendición que Dios había declarado a través de Noé para Sem y su descendencia, se veía cumplido en Abraham.
Mas tarde, la bendición sobre Abraham se veía cumplida en un pueblo escogido por Dios, con el cual caminó, y fué su Dios, y ellos fueron su pueblo. Miles de años mas tarde, el Salvador del mundo viene precisamente de toda aquella promesa, desde Sem, Abraham, e Israel (Mateo 1)
Incluso, y a pesar de opiniones divididas, la fidelidad de Dios sigue presente para Israel, aguardando el retorno de Jesucristo. Pablo escribe lo siguiente: Romanos 11 “Digo pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín… (v. 26) y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.” Así pues vemos la fidelidad de Dios para su pueblo, en el retorno de Cristo, cuando lo declaren como su Señor y su Mesías esperado. 
¿Y qué de los que no somos judíos? ¿No tenemos parte en las bendiciones de Dios? Volviendo al texto  original de Génesis 9, la escritura dice: “Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem.” Si recordamos, Jafet junto con Sem, respetaron a su padre ylo volvieron a cubrir, mostrando amor para con él. De igual forma, la promesa “habite en las tiendas de Sem” se ve cumplida en todos aquellos que no somos judíos. Todos aquellos de toda nación, de toda lengua, de toda tribu, que hemos venido a “habitar” y a ser partícipes de las bendiciones prometidas para el pueblo de Dios, como dice Romanos 9: 24 y 25: ” a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles. Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente.”
De igual manera, el apóstol Pedro escribe en 1a de Pedro 2, 9 y 10:”Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”
Esta gran promesa, cumplida a través de la salvación depositada en la fe en el nombre de Jesucristo, es posible para cualquier persona, sin diferencias de sexo, edad, condición social, política o económica, nacionalidad, grado de escolaridad, etc. Toda persona que se vuelva a Dios arrepentido confesando sus faltas, invitando a Cristo como su Salvador y Señor de su vida, y siguiéndole a El cada día, es integrado por gracia al pueblo y la familia de Dios, gozando de grandes bendiciones, pero la principal: vida eterna. “Y esta es la promesa que El nos hizo: la vida eterna” (1a Juan 2: 25) Así pues, nuevamente se ven cumplidas las promesas de Dios a través de la historia. Recapitulando, llevamos 2 clases de personas: el pueblo de Israel y las personas no israelitas que somos integrados al pueblo de Dios mediante la sangre de Cristo.
Cabe mencionar que estas dos clases de personas, en realidad se juntan en una al aceptar la salvación a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Ahora, es un solo pueblo: ” Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.” (Romanos 10,12:13) “… pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
¿Y la 3era clase? Es la clase que se burla de su padre. Recordemos que la obediencia de Noe hacia Dios, proveyó la salvación de la raza humana, así como la obediencia de Cristo a los planes de Su Padre aquí en la tierra, proveyó de salvación eterna a la raza humana. Recordemos que a Cam no le importó esto. Se le olvidó pronto lo que su padre había hecho por ellos. Esta es la 3era clase de personas. La clase de personas que se burlan de “su padre”.  La clase que se burla del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario y rechaza su amor hacia ellos. Es la clase que esta condenada a la eternidad lejos de la presencia de Dios y cumpliendo el castigo propio de sus actos. “El que cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
¿Estas en el lado de los redimidos o del lado de los que rechazan el favor de Dios? ¿Eres salvo, o sigues condenado? ¿Tienes un Padre y una familia eterna o sigues huérfano y vacío? Tú decides. Mi deseo es compartir la eternidad contigo en la presencia de Dios, pero TU DECIDES.

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