miércoles, 13 de julio de 2011

La sal del mundo

“Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciera, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” Mateo 5:13
A lo largo de mi vida cristiana, he escuchado muy buenos sermones acerca de este famoso pasaje. Sermones que relacionan la sal y sus múltiples usos, con la vida del creyente y sus “múltiples usos” en el mundo. Es evidente que cada uno de ellos ha sido aplicable a mi vida y a la de muchos otros creyentes, con respecto a la razón de que se nos compare con la sal, en medio de este mundo:

* Así como la sal es un medio de conservación para los alimentos, así los creyentes debemos ser un “conservador” en medio de la descomposición de un mundo caído.
* Así como la sal es un medio purificador y de esterilización para las heridas, así Su Iglesia debe ser un agente limpiador y sanador en un mundo herido.
* Así como la sal sirve para dar sabor a las cosas, el apóstol Pablo invita a la Iglesia a hablar “sazonada con sal” la Palabra, para dar “sabor” a una vida con necesidad de Dios.
* Así como la sal retiene el agua, el creyente debe retener el “agua” de la Palabra de Dios en su vida, para poder ofrecerla a un corazón sediento de ella.
Los expertos señalan que existen más de 13 mil usos de la sal en los diferentes campos que van desde la alimentación, conservación, limpieza, salud, belleza, industria, etc. Es evidente la importancia que ha tenido este recurso, que incluso, fue el medio de pago en algunas civilizaciones de la antigüedad (de ahí surge el término “salario”)
Pero en esta ocasión, me atrae la atención el uso de la sal, como señal de un pacto.
En la antigüedad, según algunos comentaristas, al realizar un pacto, cada una de las partes llevaba una bolsita de sal. Al realizar el pacto, mezclaban el contenido de ambas bolsitas, simbolizando así integridad y permanencia entre las partes que acordaban dicho pacto. En otras culturas, al recibir a alguien con alegría, se le ofrecía pan y sal en señal de amistad e identificación con el visitante.
Así pues, el uso de la sal tiene la idea de un PACTO.
Incluso, existen varios pasajes de la Escritura que hacen referencia a ello:
“¿No saben ustedes que Jehová Dios de Israel dio al reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?” 2do. Crónicas 13: 5
“Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo.” Números 18:19
“Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.” Levítico 2:13
Así pues, la sal es un elemento utilizado para representar un pacto hecho entre partes. La sal es un elemento que hace patente la existencia de un pacto. La sal simboliza el pacto.
Todo creyente, debe ser el símbolo de ese pacto. Todo creyente debe ser la “viva señal” de que tiene un pacto con Su Creador.
Todo creyente debe ser un emisario de ese pacto. ¿Cuál es el pacto? La vida eterna a través de la fe en Jesucristo. Todo creyente debe ser el “símbolo viviente” de ese pacto. Debe ser “sal” a donde quiera que vaya.
Las personas deben reconocer que somos símbolo de un pacto existente entre nosotros y Dios. Esa es nuestra labor.
¿Qué pasa si perdemos esa labor? ¿Qué pasa si dejamos de ser “sal”? ¿Qué pasa si dejamos de anunciar el pacto que Dios tiene con nosotros? No servimos para nada más. No tenemos sentido, sino servimos para ser “echados fuera y hollados por los hombres”. El creyente esta llamado a ser sal.
Esa “sal” no es nuestra. Esa “sal” también es un regalo de Dios. No perdamos esa sal. No dejemos de ser “salados”.
“Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.” Marcos 9: 49-50
El Señor te bendiga… y te sale :D

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