miércoles, 13 de julio de 2011

Jesús es el Señor. Kyrios

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que JESUCRISTO es el SEÑOR, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2: 9-11



Los “nombres” de Dios es un tema apasionante, muy profundo y muy bello. A lo largo de las Escrituras, el Señor se revela con diferentes “nombres” que nos muestran alguna parte de Su carácter. El estudio de la manera en que Dios revela Su nombre a la humanidad es motivo de mucha erudición y estudio en los más altos niveles académicos y teológicos. Es obvio decir que aún el más alto estudio de dicho tema no llega a comprender a totalidad el asunto. Conocemos a Dios revelado en diferentes “nombres” porque a Él así le place mostrarse a la humanidad, pero entendiendo que no somos ni capaces ni dignos de siquiera asimilar un ápice de Su Gloria y Majestad contenida en cada uno de estos “nombres”.
A lo largo de la historia del pueblo israelita, el nombre de Dios ha sido venerado de tal manera, que incluso el pronunciarlo es considerado pecaminoso. El original “tetragrámaton” con que Dios se reveló a Moisés se considera demasiado sagrado. Este tetragrámaton es el conjunto de las letras YHWH (Yodh, He, Waw, He)
Así que, en lugar de pronunciar en las Escrituras el tetragrámaton, se comenzó a ocupar el término “Adonai” para referirse a Dios. “Adonai” significa “Amo”, “Señor”, “Gobernante”e incluso “mi gran Señor mío” o “mi Señor de Señores”. Cuando se requería referirse a Dios en el pueblo israelita, se refería a Él como “Adonai”
Para el año 280 a.C., se comienza a gestar un documento importante para la conservación de las Escrituras. Cabe recordar que para aquella época, tras la muerte de Alejandro Magno, la helenización y el idioma griego común (o griego koiné) cobraron una fuerza notable en todo el mundo. Es por ello, que Ptolomeo II Filadelfo, ordena la traducción de varios textos hebreos, incluida la mayor parte de lo que hoy conocemos como Antiguo Testamento. La traducción consistió en redactar del hebreo y arameo originales, al griego común. Esto se hizo con el fin de que los judíos piadosos que vivían en la diáspora y se comunicaban en griego, pudieran tener acceso a las Escrituras y cultivar su fe.
Así pues, las Escrituras fueron traducidas del hebreo y arameo, al griego, que era el idioma común de aquella época. Esta traducción se conoce como la “Septuaginta”, pues se cree que fueron 72 sabios quienes realizaron la traducción, y el número fue redondeado a 70.
Lo interesante de esta traducción, es que ahora, para referirse a Dios, se tradujo del“Adonai”hebreo al “Kurios” griego teniendo exactamente el mismo significado.“Kurios” en el griego de igual manera significa “Amo”, “Dueño” y “Señor”. Todos los pasajes del Antiguo Testamento que hacen referencia a Dios como “Adonai”, ahora, en la traducción lo denominaban “Kurios”.
Muy probablemente para tiempos del apóstol Pablo, la versión griega de las Escrituras ya estaba en amplia circulación. No es de extrañarse entonces que todo el Nuevo Testamento sea escrito originalmente en griego, puesto que era el idioma dominante en aquella época.
Así que cuando Pablo hace referencia en su carta a los Filipenses declarando“JESUCRISTO ES EL SEÑOR (Kurios)” es una declaración muy profunda. Pablo está vinculando a Jesús con el Dios del Antiguo Testamento. A quien en la antigüedad le llamaban “Adonai” y ahora le llaman “Kurios”, a Él es a quien el apóstol Pablo hace referencia. Pablo dice que Jesús mismo es el “Kurios”, es el “Señor”, es el “Adonai” de las Escrituras.
“… y nadie puede llamar a Jesús SEÑOR (Kurios), sino por el Espíritu Santo”1era de Corintios 12:3b
“Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca que Jesús es el SEÑOR (Kurios) y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Romanos 10:8-9

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