miércoles, 13 de julio de 2011

Débil

“… pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades…” Pablo (2da. Corintios 12:5)
La palabra “débil” no es una palabra de moda en nuestros días. “Debilidad” no es un adjetivo que alguno de nosotros quisiéramos exhibir. Todo lo contrario. Las tapas de libros y revistas, lucen títulos como “Exitoso”,”Hábil” y “Competente”.
Difícilmente encontraremos una revista que anuncie: “Exhiba en 5 sencillos pasos sus debilidades más vergonzosas” o “10 tips para reconocer su ineptitud” o “¡Deje que los demás admiren sus fallas de carácter!”
Nuestra debilidad es algo que quisiéramos olvidar, ocultar o simplemente negar. Quisiéramos ser siempre el hombre exitoso, guapo y millonario que adorna cualquier anuncio espectacular. Intentamos lidiar con nuestras debilidades y fracasos de manera que no salgan a la superficie. Las ignoramos. Las justificamos. Las negamos. Las escondemos. Nuestra debilidad nos hace sentirnos vulnerables, y por tanto, hacemos todo a nuestro alcance para erradicarla. Pero cuando nos encontramos a solas con nosotros mismos, ahí están, no se han ido. Aún cuando las ignoremos o las neguemos, ellas no nos negarán a nosotros. Nuestras debilidades vuelven a la superficie.
El apóstol Pablo nos enseña un camino diferente. Pablo nos enseña a no negar, esconder o justificar nuestras debilidades. Pablo nos enseña a reconocerlas y a gloriarnos de ellas. Nos enseña a llevarlas delante de Dios en contrición y entrega.
Peter Scazzero en su libro “Una iglesia emocionalmente sana” ilustra una bella verdad en la vida del apóstol Pablo. Nos muestra un proceso de humildad que lleva el apóstol a lo largo de su vida cristiana; dicho proceso se ve reflejado en sus cartas a las iglesias.
En el 49 d.C. tras algunos años de su encuentro con Cristo, notamos palabras arrogantes y orgullosas: “Pero de los que tenían reputación deser algo, lo que hayan sido en otro tiempo, nada me importa” (Gálatas 2:6)
Seis años más tarde, en 55 d.C. vemos palabras un poco más amables: “Porque soy el más pequeño de los apóstoles” (1era. Corintios 15:9)
En el 60 d.C. notamos al apóstol humilde: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos” (Efesios 3:8)
Por último, dos años antes de su muerte, declara humilde,contrito y humillado: “Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1era. Timoteo 1:15)
Notamos el proceso de un hombre que aún podía gloriarse de todo lo que había hecho. Un hombre que había llevado el evangelio a miles de personas de su generación. Un hombre que tuvo visiones directas del Señor y fue arrebatado al cielo en el Espíritu (2da. Corintios 12: 1-4) Un incansable del evangelio y un hombre que tenía tatuada la eternidad en lo más profundo de su ser. Pero optó por el camino del reconocer sus debilidades y no el de gloriarsede sus éxitos. Optó por el camino de la humildad, la contrición y la entrega
Este poderoso hombre de Dios declara que gracias a su debilidad, el poder de Cristo descansaba en él (2da. Corintios 12:9)
Pablo no esconde su debilidad. Pablo exhibe su debilidad y la lleva contrito y humillado a Dios, a lo que Dios responde:
“BÁSTATE MI GRACIA, PORQUE MI PODER SE PERFECCIONA EN LA DEBILIDAD”

Esto es lo maravilloso del evangelio. El evangelio no niega, esconde o maquilla la realidad de nuestras debilidades. El evangelio nos muestra la cruda realidad de que todos fallamos. Todos somos imperfectos, débiles y torpes (Romanos 3: 9-18) El evangelio muestra la triste condición humana. Pero el evangelio declara de igual forma el inalterable, eterno y gran amor que Dios tiene para nosotros, aún siendo como somos. El evangelio muestrala Gracia y el Amor del Padre ante criaturas con defectos y debilidades. Ese es el evangelio.
Que el Señor nos permita gloriarnos en nuestras debilidades, para que nuestra competencia no venga de nosotros sino de Él obrando en nosotros (2da. Corintios 3:5) Que el Señor nos fortalezca en nuestra debilidad mediante Su gran amor y poder. Que podamos recordar al reconocer nuestras debilidades, las palabras que Dios dijo al apóstol Pablo:
“BÁSTATE MI GRACIA, PORQUE MI PODER SE PERFECCIONA EN LA DEBILIDAD”

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